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Donde esta el tesoro de los incas?

¿Dónde está el tesoro de los incas?

El Tesoro de los Llanganatis se refiere a una enorme cantidad de oro labrado y otros tesoros supuestamente escondidos en la profundidad de la cordillera de Llanganates en Ecuador por el general incaico Rumiñahui.

¿Dónde está escondido el tesoro de Atahualpa?

Luego emprendió el camino hacia los Llanganates para esconder el oro. Los moradores de San José de Poaló aseguraron que la cumbre más alta tiene 4.571 metros sobre el nivel del mar (msnm), donde existe un cráter que está lleno de agua y es allí donde está el tesoro.

¿Cómo enterraban a sus muertos los incas?

Bajo el gobierno de los incas, los rituales funerarios conmemoraban sus conquistas mediante ceremonias que involucraban amplios desplazamientos espaciales de un considerable número de sus deudos, y el despliegue y posterior incineración de sus bienes.

¿Cómo sacaban el oro los incas?

que todo el oro que se cogia en las dichas minas era traído con la corriente de los ríos e arroyos que cuando lo quería sacar echaban las corrientes por otra parte y tomaban de la tierra que quedaba mojada y la lavaban en bateas y de allí sacaban el oro que tienen dicho.

¿Qué es el tesoro de los incas?

El caso es que nadie sabe qué fue del tesoro de los incas; y su recuerdo ha excitado durante siglos la imaginación de los aventureros, dando origen a un sinnúmero de leyendas. Una de ellas sitúa parte del tesoro en las cercanías de la localidad peruana de Locumba .

¿Qué es el oro de los incas?

El oro de los incas. Los indios del Incario aprendieron a sangre y fuego que el oro enloquecía a los españoles. Cuando Francisco Pizarro apresó traicioneramente al Inca Atahualpa, este intentó comprar su libertad a cambio de una habitación llena de aquel metal amarillo que los invasores tanto veneraban.

¿Cómo llegaron los súbditos del Inca a Cajamarca?

Los fieles súbditos del Inca recorrieron las cuatro partes del Tahuantinsuyo, juntando todo el oro y las joyas que pudieron encontrar, y en interminable caravana se dirigieron a Cajamarca a hablar con los españoles. Pero antes de llegar recibieron la funesta noticia: la sentencia había sido ejecutada.