Cuando la muerte es nosotros ya no somos?
¿Cuando la muerte es nosotros ya no somos?
Sobre Epicuro «De la muerte decía Epicuro que es algo que no debemos temer, porque mientras somos, la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos».
¿Qué piensa Epicuro del miedo?
La ética de Epicuro nos indica que para hallar la felicidad debemos evitar todo tipo de miedos, que se reducen a cuatro, a saber: el tiempo, que devora los placeres; el dolor, que puede llegar en cualquier momento; el temor a los dioses y, por último, el miedo a la muerte.
¿Que decía Epicuro?
Epicuro afirmó que es bueno todo lo que produce placer, pues el placer, según él, es el principio y el fin de una vida feliz. Pero para que el placer sea real debe ser moderado, controlado y racional. Para el epicureísmo, lo malo es todo aquello que le produce dolor al ser humano.
¿Qué maximas propone Epicuro sobre la amistad?
Para Epicuro la amistad es un riesgo, un libre compromiso, pues uno se expone a sufrir por el amigo, y no debe darse de forma precipitada, ni de forma indecisa. Si dudas de la amistad de alguien, mejor no otorgarla. Un riesgo, sí, pero hermoso porque la generosidad del mismo es fuente de alegrías.
¿Que hay más allá de la muerte según la carta de Epicuro?
Para Epicuro “es necio quien dice que teme a la muerte, no porque le angustiará al presentarse, sino porque le angustia esperarla” (125 60). Según Epicuro, el hombre sólo debe preocuparse por estar bien, tranquilo y feliz, se rejuvenece a través de la impavidez: mediante la sorpresa, la inquietud y el asombro.
¿Qué es el amor para Epicuro?
Tanto Epicuro como el especialmente apasionado Lucrecio reconocieron que el amor causa tanto dolor como placer. Solo piensa en lo angustioso que puede ser sentir incertidumbre sobre si alguien te ama, ¡o celos por amar a otra persona!
¿Quién fue Crates de Tebas?
Crates de Tebas (368 – 288 a. C.) fue un filósofo griego discípulo de Diógenes de Sinope y seguidor, como él, de la escuela cínica. Como cuenta Diógenes Laercio, Crates donó a la ciudad una grandiosa fortuna y adoptó, junto a su esposa Hiparquía, la vida de mendigo que era característica de los cínicos.
